dijous, 13 de desembre del 2007

Pocoyo

¿A cúantos de vosotros no os suenan esa frase hecha que dice "nunca te acostarás sin saber una cosa más"? ¡Y cuanta razón tiene! Yo siempre he tenido claro que se puede aprender de cualquier persona, independientemente de su edad o condición, y hoy más que nunca creo que me he dado cuenta de la lección.


Esta mañana, estando traquilamente en la sala de maestros tomando mi cafetito, tenía a mi lado sentado un niñito encantador de P-3 que no podía salir al patio. En esto que le dejé unos colores y unos papeles para que pudiera dibujar y pintar a su antojo.


Mientras, yo iba ojeando una revista de esas que traen de vez en cuando los periódicos y él no perdía detalle de las fotografías y me iba dando su opinión.


En esto que yo veo un muñequito azul muy cuco y le pregunto: ¿y éste no te gusta? Mi gran sorpresa llegó con su respuesta: - claro, es Pocoyo.


¿Quién? Me pregunté por mis adentros. En esta ocasión sí que puedo afirmar que me quedé con tres palmos de narices.


Está claro que Espinete y Don Pimpón han pasado a la historia, pero también me he dado cuenta que a pesar de conocer a Puka y otros dibujos actuales, yo también estoy empezando a formar parte de nuestra historia...


Total, que os presento a Pocoyo y a sus amigos, (por si os sentís un tanto desconcertados como yo). Ahora sólo falta que encuentre el momento algun día para mirar ese entrañable personaje de televisión.


dimecres, 21 de novembre del 2007

Baobab



Ayer al atardecer, en lugar de encerrarme en casa como todos los días, me sentía con ganas de hacer algo distinto y le dije a Diego de ir los dos a cenar fuera.
Decidimos cenar en un restaurante nuevo que hace poco ha abierto un vecino que teníamos. Baobab.
Como sabréis los amantes del Principito, de Antoine Saint Exupéry, baobab es un fabuloso árbol que aparece en el cuento.
El restaurante estaba ambientado con una luz ténue y dos focos potentes que iluminaban un gran póster de hierba de un verde intenso y muy alta, lo cual daba la sensación de que tú fueras una criatura diminuta.
El local estaba vacío y sólo se oía un hilo musical muy suave.
Decidimos sentarnos en una mesa junto a una ventana y en seguida se acercó el camarero para encendernos una velita en la mesa y dos antorchas fuera, en las ventanas.
Todo era muy acogedor y el trato excelente. La situación, bastante romántica y el ambiente invitaba a conservar ese silencio tan cómodo, por lo que nuestras voces tampoco se alzaban en el aire.
El camarero nos trajo las cartas, muy peculiares y originales, encabezadas por un pequeño fragmento del cuento del principito donde aparece Baobab.
Todos los platos parecían muy suculentos y así fue, unas mezclas de sabores, texturas, ... , todo estaba exquisito.
Fue una velada maravillosa y os aseguro que no tardaré en regresar a ese pequeño rinconcito del asteroide B612.

dilluns, 19 de novembre del 2007

Mi pequeño jardín de las Delicias


¿Quién no conoce la famosa obra del pintor holandés El Bosco titulada El Jardín de las Delicias?
Dicha obra representa el dominio de la lujuria en el mundo, descrita a través de todo tipo de relaciones sexuales, manifiestas de una forma rotunda: cuerpos desnudos de hombres y mujeres, blancos y negros, se mezclan, se tocan, bailan..., en parejas, en grupos, heterosexuales, homosexuales, onanistas...
El Jardín de las Delicias es un engañoso jardín de los falsos placeres terrenales, una consecuencia del pecado original.
Este blog lo he titulado así, en parte porque ésta es una obra que siempre me ha llamado mucho la atención, pero por otro lado, porque pretendo que este sea mi espacio en el que poder compartir, con todos los que lo visitéis, todas esas cosas terrenales que para mi representen esas pequeñas delicias que hacen que nuestras vidas sean mejores, las cosas que nos gustan y nos hacen sentir bien.
Así, pues, quedan abiertas las puertas de mi Jardín. Sed bienvenidos...